INCERTIDUMBRE
No habrá ni canción. Ni siquiera pájaros que enjuguen en un tenue silbido el oscuro rincón de la desesperanza. No existirá ni el eco que recóndito exprese las tibias mieses del estío. No habrá ni cantor para exasperar, animar o enervar los desasistidos brotes de dulzor de esta naciente primavera. Habrá, sí, la balbuciente y seca y penetrante realidad de hechos consumados que no asumirás. Acapararás desánimo y gritos para poder alzarte, al fin, con la confianza, que a ti mismo te merezcas. Abadía Fontanay ...