RECLUSION

En estos días, en los que el tiempo es el único bien que poseemos en exceso, cuando el reloj marca una velocidad monótona y cansina, cuando el futuro es incierto,os acompaño con  dos poemas en todo distintos: El primero , lo escribí a la edad de 20 años, el segundo en medio del sufrimiento causado por esta pandemia y a la edad provecta de 73 años.





Isla de SAL






El invento del viento
se esfuma entre cornisas.
La historia se vomita
sin necesidad de inventar.
Lo efímero se vende
en el carro
cansino de luna.
Lo obtuso no interesa
ni siquiera por ver.
Vuelves al retorno
plomizo de la tarde
para ser, al fin,
voluta indisoluble
de áspero resquemor.
1967






                                                                                                                                     San Vicente






Voces fundidas en el crisol
del tiempo eterno,
tiempo que huyó
del  escenario de la historia,
se llevó la esperanza
y nos dejó sin futuro.
El reloj se precipitó
en un pozo hondo e imprevisible.

¿ Cuándo retornará el paso acompasado
de los pequeños cambios?
¿ Qué se hizo de la risa de los niños?
¿Cuándo podremos volver a abrazarnos?

Flotamos, no estamos, huyó nuestro futuro,
nos abandonó en brazos
de los dias sin sentido,
nos robó las pequeñas perlas de la mañana,
cuando los días fluían diversos, con  matices.
Hoy es la bruma que se cuela en el alma,
la que nos hace vivir en contínuo abandono.
Un pequeño “ser” nos hizo retroceder un siglo,
perdimos el control de la bella rutina
y nos dejó insensibles, incrédulos,
sin planes, sin futuro.


Las Matas, 18 de marzo de 2020, acompañado por el coronavirus



Comentarios

  1. Frente al simbolismo del primer poema, el segundo nos presenta, desde la realidad, esa historia sin futuro que estamos viviendo. Bello y emotivo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

CON EL ULTIMO ADIOS...