IRÉ A VERTE
Iré
a verte cómo lavas tus ropajes en el río,
levantaré
los secretos que esconden mis desvaríos,
merodearé
tras la sombra que ocupa mi pensamiento,
no
cejaré en tu cariño hasta perder el aliento.
Recuerdo
la blanca luna que iluminaba tu cara,
tu
cantarina sonrisa que al ruiseñor igualara,
cómo
soportaba el día el resplandor de tus ojos,
cómo,
ante ti, la alborada se postraría de hinojos.
Cuando
perdí tu mirada en aquel aciago día,
sentí
cómo la congoja el corazón me partía.
Absorbí
el negro veneno de la más profunda pena,
no
hallé consuelo ni alivio, sólo dolor y condena.
Al
fin, hoy, llegado el día de tan ansiado encuentro,
bajando
voy por la cuesta y ya percibo tu aliento.
Desde
lo alto del monte ya se divisa tu estela,
allá,
en la orilla del río, resplandece tu belleza.
Dejaré
atrás otros barcos y otros oscuros remeros.
La
blanca luz de tu barca: Eso es lo que yo prefiero.
Conseguir
la melodía que conduce a la quietud,
al
devenir de los días al amparo de tu luz.
Las
Matas, 12 de julio de 2020
Brumosos
sueños perdidos
en
la memoria dormida,
donde
reposa el olvido
mientras se pasa la vida.
Mañanas
de invierno frío
en
el vacío de la espera,
con
el ambiente sombrío
de
las esperanzas muertas.
Batir
de ramas desnudas
en
la inclemencia del día
esparcen
sombras de duda
que
envuelven la noche fría.
Tenue
la llama del alba
aparece
entre cornisas,
deshace
el hielo del alma,
vuelve
a nacer la sonrisa.
Las Matas, 7 de diciembre de 2020
Me encanta leerte. Dos poemas tan distintos. Me quedo con ambos, los guardo en mi memoria. Muy rítmicos los dos, como dos mini danzas poéticas.
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