Cansado el caballero de librar mil batallas,

sueña con el regreso al calor del hogar,

juega con el recuerdo de la piel de su amada,

del tacto, y un suspiro difícil de olvidar.


Recrea en su universo el olor penetrante

con sabor a albahaca que despide su faz,

su cara iluminada por el sol de levante,

aquellos ojos negros que no puede olvidar.


Por fin llega el momento de tener que marchar,

lenta la retahíla de soldados cansados,

emprendiendo el camino por la orilla del mar,

llegan al estuario de los sueños alados.


El camino que resta es pura fantasía,

se deslizan las sombras entre almas perdidas

y, al renacer la aurora, vuelve al fin la alegría

al divisar la casa donde habita el suspiro.


Sin mirar hacia atrás, llega hasta la ventana

donde la luz serena del rostro de su amada

ilumina las ansias tantas veces soñadas

al fundirse en sus brazos hasta el fulgor del alba.

2 de octubre de 2024


 


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