Abadía de Leonor de Aquitania
En la suave planicie del amor pasajero
se
esconden los suspiros y se esparcen los besos,
cantigas
de otros tiempos resuenan en la era
agitando
las ansias del que al amor espera.
Se
oye el llanto profundo del amor traicionero
con
la amarga tristeza que provocan los celos.
Llantos
de amor herido, agonía del alma,
deja
marchar la pena hacia la mar en calma.
En
la plaza del aire suena el tamborilero,
baila
sola en la tarde la niña que yo quiero.
Sus
ojos son luceros que iluminan el valle,
su
risa cascabeles que engalanan su talle.
Si
yo volver pudiera a absorber la belleza
del
ocaso de fuego sobre la carretera
y
aquel amor tan puro, sutil como un suspiro,
retornara
un minuto, ajeno a los latidos
del
corazón que espera…
¡Ay!
Si volver pudiera…
Las Matas, 20 de octubre de 2021
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