SOPESAS EL ARTE







Sopesas el arte del escapismo por los agujeros

que conforman los días agonizantes.

No conforme con la temprana aparición del lucero,

aceleras los pasos que conducen a las tinieblas.

Sutiles amenazas acompañan el discurrir

de los momentos que completan el tiempo que huye.

 

Te esfumas por las rendijas de los designios

que en tiempos lejanos suponías tu estrella polar.

El camino de la perfección que persigues

está sembrado de brozas, espinos y agujeros negros.

Si, en algún momento, te abraza la calma,

forcejeas hasta conseguir caer en el pozo del azogue.

 

Supones que es humano encumbrar los deseos

que no pueden cumplirse,

tirar de las riendas del caballo del tiempo

y encabritar la fiera que duerme el sueño

del eterno suspiro.

 

Volteas las esencias del espejismo vano que,

a través del cristal, te muestra las carencias

del carril de la vida.

“Todo inútil y raso, pasando ante la mente obnubilada”.

Las Matas, 31 de octubre de 2020





 Con estas copas,
estos versos
y estas ocho de la tarde,
yo podría componer
un gran canto
de dolor.
Por todo lo que
nos han hecho perder.
Con estos aires,
estos tiempos
y estas manos
¡tan vacías!
Yo podría
Compensar
toda una vida de escozor.
Por ti, por mí,
por los que morimos
cuando
el reloj da la
última campanada.
A las ocho de la tarde.
A las ocho
en punto de la tarde.
Con este vino
que me avispa,
que me hunde todos
los días,
yo podría intentar
revivir otros momentos.
Momentos de ilusión.
Con esta mesa
que se clava tan dentro
podría, quiero y
puedo volver a resurgir
otra vez.
¿Para qué?
Pero tú, que quiero
que me entiendas
¡Cómo podría ser
de otro modo!
Estás allá.
En el allá.
Nadie sabe.
Todos comentan.
Tú estás...
¿Dónde estás?
Con estos versos,
estas ocho de la tarde,
te recabo,
te espero,
te vuelvo a repetir
¡tan inmensa
como siempre!
¡Como nunca!
Porque nunca exististe.
Te espero.
¡Allá a las ocho de la tarde!
¡A las ocho
en punto de la tarde!
                                                                                                        1971                                    



 

Comentarios

  1. Qué dos poemas tan distintos. Se nota el paso del tiempo. El segundo siempre me ha encantado, tiene una potencia y una velocidad siempre inesperadas y aplastantes. El primero describe tu yo más interno, ese que necesita de la poesía para expresarse y limpiarse para poder reseatearse cada día...¿me equivoco? ;-)
    Pero cómo disfruto leyéndote, siempre, siempre, siempre. Muchas ganas ya de ver cómo ha quedado tu nuevo libro.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

CON EL ULTIMO ADIOS...